ANÁLISIS | Lo que revela la historia militar de Rusia
(CNN) — En el Parque de la Victoria, al oeste del centro de Moscú, se eleva un enorme obelisco en cuya base hay una estatua de San Jorge, el santo patrono de Rusia, clavando su lanza en un dragón adornado con la cruz esvástica, un símbolo de la victoria soviética sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.
El monumento se encuentra sobre la avenida Kutuzov, una de las principales arterias de Moscú, que avanza hacia el oeste. Debe su nombre al mariscal Mijail Kutuzov, el comandante de los ejércitos rusos que se enfrentaron —y eventualmente derrotaron— a la invasión del Imperio Francés en 1812, comandado por Napoleón.
Moscú está repleta de referencias a la Segunda Guerra Mundial y a las Guerras Napoléonicas, dos de los episodios históricos mas recordados por los rusos, donde se cimentó la formidable reputación militar de Rusia, que ahora se encuentra una vez más peleando una guerra luego de invadir Ucrania hace más de dos años
La historia militar de Rusia
Pero aunque el poderío ruso es indudable, la historia militar del país está marcada tanto por los desastres como por los triunfos; incluso cuando Rusia —o la URSS, durante buena parte del siglo XX— triunfó, la destrucción y la muerte en todos los bandos que intervinieron ha sido alta.
La Unión Soviética perdió más gente, entre militares y civiles, que cualquier otro país durante la Segunda Guerra Mundial. Pero resistió la invasión de una Alemania que parecía imparable en 1941, contraatacó y finalmente llegó al corazón del Reich, mientras los aliados, liderados por Estados Unidos y el Reino Unido, avanzaban en el oeste.
La victoria en esta Gran Guerra Patriótica —como se conoce a la Segunda Guerra Mundial en la URSS— y el desarrollo de armas nucleares sirvieron como nueva fundación para el temible Ejército Rojo de la Guerra Fría.
Y cuando la URSS cayó en 1991, la Federación Rusa —su descendiente legal y heredera del arsenal atómico soviético— se quedó también con esa formidable reputación militar.
Es la misma Federación Rusa —cuyo ejército está formado en la tradición soviética y equipado mayormente con armamento diseñado o producido durante la Guerra Fría— que se encuentra ahora presionando en Ucrania. Y que cada año celebra la victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial con un desfile en Moscú.
La "Gran Guerra Patriótica"
Se trata de unas las imágenes más icónicas del siglo XX y un símbolo universalmente reconocido del poderío militar soviético: un grupo de soldados del Ejército Rojo enarbola la bandera de la URSS desde el techo del Reichstag, el parlamento alemán en Berlín, señalizando la victoria sobre la Alemania nazi tras seis años de guerra y decenas de millones de muertos.
El sacrificio de la URSS en la lucha contra el nazismo es incuestionable: murieron 7.500.000 de sus soldados, y contando civiles el número asciende a unos 25 millones.
La URSS mantuvo, además, un frente terrestre abierto contra Alemania por más tiempo que cualquier otro país: desde el 22 de junio de 1941 hasta el 9 de mayo de 1945, y fue el que más bajas causó al ejército alemán en batallas hoy míticas por la escala de la destrucción, como Stalingrado, Kursk, Járkiv y la operación Bagratión.
Esto ha llevado a que los gobiernos soviéticos, y luego los rusos, sostuvieran que la URSS había sido la principal responsable de la victoria contra la Alemania nazi.
En un artículo de 2020, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, dijo que es "esencial transmitir a las generaciones futuras el recuerdo de que los nazis fueron derrotados ante todo por el pueblo soviético y que los representantes de todas las repúblicas de la Unión Soviética lucharon juntos en esa heroica batalla, tanto en el frente como en la retaguardia".
Una victoria compartida
Pero la URSS no fue la única responsable del colapso alemán, y sus esfuerzos se hicieron en el contexto de una gran alianza con los países occidentales, liderados por Estados Unidos y el Reino Unido.
De hecho, Estados Unidos y Reino Unido no sólo condujeron sus propias operaciones militares contra Alemania en el norte de África, en Italia y luego en Francia, sino que también proveyeron a la URSS de una enorme cantidad de equipamiento militar y alimentos para poder contener el avance alemán, a través del programa de "préstamo y arriendo" (Lend-lease Act).
Se ha hablado mucho del impacto real de esta ayuda. Al respecto, el ex líder de la URSS, Nikita Khruschev, dijo en sus memorias que sin los envíos de armamento y materiales desde Occidente, y sin la presión de los bombardeos aéreos de Estados Unidos y Reino Unido contra Alemania, la guerra se habría perdido.
"Me gustaría mencionar algunos comentarios que Stalin hizo y repitió varias veces cuando hablábamos libremente entre nosotros. Afirmó sin rodeos que si los Estados Unidos no nos hubieran ayudado, no habríamos ganado la guerra", señaló Khurschev. "Cuando escuché sus observaciones, estaba totalmente de acuerdo con él, y hoy lo estoy aún más", agregó.
En cuanto al peso de la participación militar directa de Estados Unidos y Reino Unido, palidece con la de la URSS en la campaña terrestre europea. Pero fue dominante en la campaña naval y especialmente aérea, forzando a Alemania a desviar una cantidad desproporcionada de recursos.
El historiador Philip O'Brien destaca que en 1944 la industria aeronáutica demandaba el 41% de los recursos de Alemania para la producción de armas, cuando el principal frente de la Luftwaffe (la fuerza aérea alemana) era el abierto en los cielos alemanes contra los bombarderos de Estados Unidos y Reino Unido. La producción de tanques en Alemania, uno de los principales insumos en las batallas contra la URSS, demandaba al país el 6%, de acuerdo con la misma fuente.
Doscientos años de historia militar de Rusia
La maquinaria bélica rusa ha tenido problemas en casi todos los conflictos en los que participó en los últimos doscientos años, no sólo durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1812 no pudo ofrecer una fuerte resistencia inicial al ejército de Napoleón, y encaró una retirada ante el avance francés. Finalmente los ejércitos chocaron en Borodino, donde el triunfo de Napoleón abrió las puertas de Moscú al francés. Lejos de defender la capital, los rusos la incendiaron poco después. La destrucción de Moscú y la llegada del invierno forzaron entonces a Napoleón a desandar su avance, acosado tanto por la resistencia rusa organizada por Kutuzov como por el clima y las dificultades logísticas.
Se calcula 200.000 soldados rusos murieron durante la campaña, frente a unos 100.000 franceses y aliados.
Rusia finalmente tendría una victoria contra Francia en 1813, pero solo gracias a la ayuda de sus aliados, Prusia y Austria, entre otros, en la batalla de Leipzig.
Décadas después, Rusia volvió a entrar en conflicto con Francia, sumando esta vez al Imperio otomano (con el cual Rusia peleó varias guerras entre el siglo XVI y el XX) y al Reino Unido, durante la llamada Guerra de Crimea (1853-1856), que terminó con una derrota total para Moscú, especialmente en el sitio de Sebsastopol. El conflicto había comenzando con una agresión rusa a Turquía, con la cual Moscú peleó numerosas guerras entre el siglo XVIII y XIX.
De Tsushima al retorno a Crimea
A comienzos del siglo XX, Rusia se enfrentó a Japón y sufrió otra dura derrota: gran parte de su flota fue hundida en la batalla de Tsushima en 1905, y Moscú perdió poco después la guerra Ruso-Japonesa.
Tsushima elevó a Japón al status de potencia y sacudió profundamente a Rusia, que perdió dos tercios de su flota del Báltico, enviada a batallar en el Pacífico.
Rusia tuvo luego un rol importante en la crisis entre Serbia y Austro-Hungría que dio inicio a la Primera Guerra Mundial en 1914. Y nuevamente su intervención comenzó --en la batalla de Tannenberg-- y terminó --con la frustada ofensiva de Kerensky-- en derrota, una de las más categóricas de su historia: el ejército fue superado, comenzaron protestas masivas, el imperio colapsó en el contexto de la Revolución Rusa —llevando eventualmente a la muerte del zar Nicolás II y la victoria de los bolcheviques— y de allí surgiría la URSS.
En los años de la Guerra Fría, la URSS tuvo intervenciones directas en Checoslovaquia y Hungría, e indirectas en Corea y Vietnam, pero peleó una sola guerra contra rebeldes en Afganistán, entre 1980 y 1989, que fue también una derrota: el saldo fue de 15.000 soldados soviéticos y un millón de afganos muertos.
Luego, en la década de 1990 y comienzos de los 2000, la Federación Rusa libró guerras exitosas en Chechenia (1994-1996) y Georgia (2008).
Unos 120.000 chechenos y 3.000 rusos murieron en los dos años de guerra en Chechenia, que culminó con un alto al fuego.
Mientras que durante los cinco días del conflicto en Georgia murieron 412 georgianos, 67 rusos y 365 soldados de Osetia del Sur, región levantada contra Georgia y con apoyo de Rusia.
Ucrania es la última guerra encarada por Rusia, y sigue activa 1.000 días después de la invasión lanzada el 24 de febrero de 2022.
El desenlace de este conflicto sigue incierto. Pero aunque ha capturado grandes porciones de territorio ucraniano, hasta el momento Moscú no ha podido doblegar a Kyiv, e incluso ha tenido que enfrentar una invasión de su propio territorio en torno a Kursk y este martes el bombardeo de Bryansk con misiles ATACMS, producidos en EE.UU.
Note del editor: este artículo se publicó originalmente el 29 de abril de 2022 y ha sido actualizado.
Con información de CNN