‘Estaba loca dijeron, 25 años después aquí estoy’: Samantha Medina, psicóloga clínica que triunfa en Mazatlán


Mazatlán, Sinaloa.- No hay mayor lucha que conseguir lo que te apasiona en esta vida, y a pesar de las dudas y trabas de hasta la propia familia, el anhelo por alcanzar el futuro deseado siempre estará presente sin importar los obstáculos que se vayan poniendo en el camino, así es la historia de Samantha Medina Soto, una de las pioneras en la psicología educativa infantil en el puerto de Mazatlán y quien pudo alcanzar su sueño.
Entrevistada para Los Noticieristas, Samantha Medina contó que siempre tuvo un deseo por ayudar a otros, principios inculcados en el seno familiar y que desde joven tuvo en mente apoyar a quienes tenían necesidad en diferentes aspectos sociales.
A pesar de que en los años 90′ siempre se tenía la estigmatización de que la carretera de una mujer debería ser siempre la medicina, la enfermería, la abogacía o ser maestra, Samantha quería dejarse ir por lo que la sociedad le ofrecía en ese entonces, escogiendo la parte humana para ayudar a otros como es el ser médica, sin embargo, la historia tomó otro rumbo.
Siendo la mayor de cuatro hermanos, en ese entonces no habían los recursos financieros suficientes para sacar adelante la carrera de medicina por parte de sus padres, por lo que su vida vuelve a dar un giro sin encontrar todavía la carrera deseada pero con el deseo de ayudar a otros.

Samantha recordó que una de sus maestras de bachillerato, quien le impartía la historia, fue el detonante clave para saber lo que ella quería ser en un futuro, al descubrir que más allá de una clase de historia, la encargada de dar dichos conocimientos tenía otro perfil profesional, psicóloga clínica.
Al ver en un libro que su maestra Silvia era psicóloga y que admiraba su forma de enseñanza y de su persona, le fue suficiente para entender que la psicóloga sería lo que ella escogería para su futuro, destacando que fue de mujer a mujer el cómo describió uno de sus mayores anhelos de vida.
Llegó el día en que tenía que revelarle a sus padres su deseo por la psicóloga, el cual será uno de sus golpes más duros en su tiempo de joven ya que la respuesta no fue la que esperaba, particularmente la de su papá, el cual inmediatamente despreció su decisión y su futuro.
“Mi papá jamás creyó que yo pudiera subsistir siendo psicóloga, y cuando yo le dije que quería elegir esta carrera me dijo que estaba loca, que me iba a morir de hambre y que lo último que iba a hacer era apoyarme a que yo hiciera esto, que él no estaba de acuerdo y que si yo tomaba esta decisión me olvidara de que él me fuera a apoyar, mi papá era un hombre muy estricto”, recordó.
Sin importar la opinión de su padre, Samantha decide entrar a la carrera de Psicología; sin embargo, ante la falta de apoyo económico de su familia, en segundo año de su carrera ingresa a trabajar al sindicato de Taxis Rojos como capturista, pues sabía que el dinero no llegaría solo estudiando.
Al paso del tiempo de su carrera, Samantha volvió a descubrir otro aspecto fundamental para su formación, al entender que la otra pieza del rompecabezas que faltaba era la atención infantil, y esto lo profundizó gracias a una persona en especial que cambió su perspectiva profesional, un niño con el Trastorno del Espectro Autista.

Llegó Fran a su vida, Francisco Miguel Santamaría quien fue su primer niño en brindar atención como parte de su carrera en psicología, siento un parteguas de lo que más desearía realizar en los años posteriores y que hasta la fecha se identifica con ello.
Ante el cariño que Samantha le tomó a Fran en su etapa de niñez, y la confianza con la familia Santamaría, llegó el día de tomar otra una decisión importante, pues le hacían una invitación a España para seguir al cuidado de Fran además de seguir formándose en el área de la psicología mientras estaba al servicio de la familia, pero las cosas dieron otro giro.
Samantha encontró el amor de su vida, y decidió casarse y formar su propia familia, lo que impidió poder viajar con la familia Santamaría a España y seguir formándose académicamente; sin embargo, para ella la decisión de quedarse en Mazatlán fue lo más acertado, ya que a partir de ese momento incursionaría en el mundo laboral de manera independiente y con todas las ganas de seguir sobresaliendo.
Fue a partir del 2002 que Samantha Medina dejó los consultorios ajenos para abrir sus puertas a la iniciativa privada, ya que al ser mamá de dos niños, combinó su profesión de psicóloga con la de madre, al punto de ir tomando ideas para ir formando su negocio y con una maestría en Educación Especial, logrando de esa forma emprender “Psicóloga Aplicada”, donde más que una empresa la ha convertido en el espacio donde puede brindar terapia infantil y con adolescentes, atendiendo alteraciones del neurodesarrollo, conductas, emociones, y más aspectos.
Luego de más de 10 años de haber formado su empresa con sentido humanista, aquellas estudiantes y maestras monitor que empezaron a trabajar con Samantha en cursos de verano, actualmente forman parte de su plantilla laboral en Psicología Aplicada, siendo uno de los equipos que atienden a todo tipo de niño de cualquier estrato social en el puerto, pues sin importar de dónde vienen o qué tipo de familia sean, el amor y cariño por la salud mental de los niños ha llevado a Samantha a ser una mujer emprendedora destacable en el puerto, demostrando ser una de las figuras que impulsó la atención psicológica en la ciudad cuando todavía se tenía señalamientos a la profesión.
Samantha concluyó expresando que aquellos momentos más duros en su vida donde su padre le dijo que se iba a morir de hambre logró cambiar la perspectiva de su familia, pues ahora la reconocen por haber alcanzando lo antes parecía imposible en Mazatlán.


“Mi padre cumple 14 años de fallecido, pero gracias a Dios se fue viéndome exitosa, viendo que me iba muy bien y que estaba equivocado, de hecho tanto así que tengo a mi hermano el penúltimo que también es psicólogo, mi hijo está por terminar la carrera en psicología este año, entonces yo creo que ya es muy común que alguien en la familia tiene un psicólogo”, comentó.
Samantha Medina Soto agregó que la pandemia del COVID-19 detonó lo que nunca antes había visto en la sociedad al descubrir sus trastornos y miedos a través del encierro, siendo otro parteaguas de su vida ya que fue una etapa difícil pero significativa para ella y sus colaboradoras.
Ahora en este 2024 busca seguir creciendo y seguir siendo ejemplo para otras mujeres, esperando lograr tener un consultorio más adecuado para sus atenciones ante la demanda que tiene hoy en día por parte de los padres de familia.
Ella forma parte de Mujeres Empresarias de Canaco Mazatlán, logrando poco a poco a seguir siendo ejemplo para otras mujeres que la han pasado difícil en su proceso de negocios, pues dijo sentirse agradecida con todas aquellas personas que le apoyaron hasta lograr el éxito que actualmente tiene, y dijo que siempre estará agradecida por todos aquellos niños que pudo atender y donde encontró su pasión en la vida.
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Con información de LosNoticieristas